Alquilar menos de 3m² a gente pobre no es ayudar, es hacer negocio con la miseria y normalizarla
Hay quien cruza el bosque y solo ve leña para el fuego
9 minutos de vergüenza ajena en el reportaje que Vice ha publicado esta semana (abajo)
Sin duda, la apariencia de una empresa de alquiler que ofrece sus servicios a un coste muy bajo y ajustado al escaso presupuesto que lamentablemente muchos sufren, es la de una ayuda salvavidas que valoras de manera muy óptima al presentarse como única posibilidad de subsistir.
Haibu 4.0 es una empresa local de Barcelona cuyos servicios consisten en lo comentado, alquileres de entre 150€ y 250€ para personas cuya economía les impide asumir el elevado precio que han adquirido los alquileres.
La perspectiva de quienes están sumidos en esa balsa económica a la deriva, es la entender que un alquiler bajo como los que ofrece Haibu son de una ayuda tremenda. Cualquier persona que roce el estatus de la pobreza, toma a la desesperada cualquier salvavidas que se le preste, y con toda la razón.
El empresario sugiere comer un menú fuera, en un bar. La cena ya si eso, dentro. Precocinados, por ejemplo una pizza, aunque reconoce que 'no es nada sano, pero es lo que hay'.
Sin embargo, el ángulo para contemplar como una ayuda el servicio de una empresa como Haibu, o como cualquier otro tipo de servicios de la misma índole, debiera ser sometido a debate, de saber que los estados de desesperación económica no son en ningún caso saludables ni dignos para cualquier persona integrada en una sociedad, si partimos de la base de que vivimos en un país cuya constitución declara firme en sus hojas la defensa de una vivienda digna, al igual que un trabajo digno, ende estatus social y económico estable. Es por ello, que se ha de cuestionar esto y tener una lectura de las circunstancias un tanto más alta y dura. Dejemos de ser tan blanditos.
Los alquileres que ofrece Haibu consisten en nichos de menos de 3m², lejos de la dignidad del espacio habitacional de toda persona, y cuya actividad es además ilegal al no existir ley que regule este tipo de servicios. Bajo la apariencia de una ayuda para personas que rozan la miseria, lo que yo contemplo es el aprovechamiento de hacer negocio. Prestar un servicio de estas características en normalizar de lleno las circunstancias de pobreza de un sector de la población, porque entre dar ayuda a los necesitados y hacer negocio a partir de la situación, ya me dirán qué decisión ha tomado el impulsor de dicha empresa.
Entre otras cosas, el empresario calcula por antojo, que en 200m² de vivienda caben 20 personas viviendo. Claro, ordenados y hacinados, caber, caben.
Bien es sabido a estas alturas de siglo, que la caridad no es solución alguna a la pobreza, sino que más bien la perpetúa al no atacar al núcleo que genera esa pobreza. La caridad son migajas de subsistencia que precisamente van en dirección contraria a solucionar el problema de la miseria, al cubrir con limosnas un problema tan real como la lucha de clases.
Ofrecer zulos donde solo cabe una cama y tú a un precio baratito, es comenzar a normalizar una situación social de un desnivel aberrante, acentuando la aceptación de unas circunstancias injustas e indignas con la que nos conformamos por desesperación per se. El servicio de Haibu no es caritativo tan siquiera, es además un negocio, un alquiler. El emprendedor no decidió ayudar, lo que decidió fue hacer de su idea un negocio, un trabajo para él, su empresa. Un negocio con quienes menos tienen. Quizás en su cabeza la idea sonaba fenomenal, pensando que estaría echando un cable a gente necesitada. Pues no. Es miserable vivir en menos de 3m², y quien te alquila esa basura no te está ayudando, está haciendo negocio contigo y con otros como tú. En definitiva, está haciendo un negocio con los gente pobre. Y es que, como dijo León Tolstoi, hay quien cruza el bosque y solo ve leña para el fuego.
La periodista de la revista Vice, Alba Carreres, hizo un reportaje recientemente sobre esta empresa y sus pisos colmena, que ya fue noticia hace unos meses en varios diarios digitales. Sin son capaces de soportar la nausea que provoca, vean este video.
Hemos entrado en los pisos colmena de la empresa Haibu 4.0, pisos ilegales compartidos de hasta 20 personas con cápsulas para dormir de menos de 3 m². pic.twitter.com/wkkSMUbtQa— VICE España (@vice_spain) 14 de mayo de 2019
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