Vergonzosa campaña del Ministerio para prevenir del alcohol a menores
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad inició esta semana una campaña institucional sobre la prevención del consumo de alcohol entre personas menores de edad, dirigida a madres y padres para alertar de sus peligros. Lo vergonzoso de esta campaña, en la que parecen haber patinado profundamente, viene dado por el mensaje textual de uno de los carteles dirigido hacia las menores, donde se hace una clara vinculación entre el consumo del alcohol y el aumento del número de relaciones sexuales no consentidas.
¿Acaso no es cierto que una menor en estado ebrio es más vulnerable a una violación? Por supuesto que una persona ebria tendrá más mermadas en su capacidad de reacción las opciones de respuesta ante una violación. Pero paremos el carro, porque el planteamiento no es tan sencillo si estamos hablando desde un plano igualitario y justo entre géneros. ¿Acaso no es una vergüenza enfocar el abuso sexual delictivo como una responsabilidad exclusiva de las mujeres? ¿Acaso no es una vergüenza que no aparezca ningún mensaje sobre la responsabilidad sexual de "ellos"?
El enfoque del mensaje en el cartel de atención femenino, alude a esa hipócrita responsabilidad volcada en ellas, sobre cómo han de ir vestidas, a qué tipo de lugares deben o no deben ir para no provocar, o a qué hora no deberían estar en las calles para evitar las violaciones, como si acaso fueran ahora también ellas parte complice de su propia violación. Esto no es más que una manera misógina de esquivar el juicio justo de que quien comete la violación no es otra persona más que quien somete con fuerza y amedrentamiento a la persona violada.
No valen los discursos machistas que justifican la acción violenta efectuada sobre 'mujeres que visten para provocar'. Porque del mismo modo, mañana también nos pueden justificar el acto racista de pegar una paliza a una persona afro 'por provocar al ir caminando libre por una calle'. Justificar este tipo de acciones mediante la 'provocación' es la normalización de agresiones sexuales culpabilizándolas a ellas. Nada más lejos de realidad es hacer de los chicos agresivos, una cosa que ha pasado siempre, y como siempre ha pasado, pues "que cambien ellas".
La misoginia se extiende hasta el periodismo y las instituciones: La Manada
El lamentable estado de una buena fracción del periodismo, se ha prestado a postularse en la equidistancia con el caso de La Manada. Desde la víspera de la celebración del juicio en esta semana contra los cinco detenidos, algunos periodistas en medios de comunicación han presentado el caso como un debate, dejando abiertas las dudas sobre la veracidad de una víctima, a la que parecen haber colocado en el mismo asiento de los acusados al poner en duda su denuncia. Una postura que no deja de asombrarme por misógina y machista, dado que el cuestionamiento de la víctima aparece en la palestra cuando son ellas las denunciantes. Dudan de la víctima porque son los testimonios de 5 hombres frente a una jovencita de 18 años, dudan de ella porque ha continuado su vida tratando de llevarla con la normalidad del resto de seres del planeta, sin tener que resignarse al encerramiento domiciliario y al hundimiento psicológico de por vida para justificar el trauma de una horrible vivencia. Todos deseamos la sana recuperación de toda persona lesionada, dolida, dañada, excepto de la víctima violada, porque si esta aparece sonriente en unas cuantas fotos de su red social parecen poder usarse como prueba de un engaño o estafa. ¿Recuperar la normalidad de una vida estable es un lujo reservado solo para quiénes entonces?
Se conocen suficientes datos como para tener la cordura de no caer el cuestionamiento de una víctima en shock a la que 5 tíos trincaron por banda, abandonaron semidesnuda, robaron su móvil y cuyos vídeos difundieron con alegría y en calidad de trofeo de una hazaña irrepetible.
Tomar el "hay que esperar a la justicia" para no perjudicar el discursito de las denuncias falsas para ponerlas a ellas por mentirosas, como ha pasado durante siglos, es caer en la trampa tendida del cuestionamiento y de la que probablemente ni te has sentido molesto.
Se conocen suficientes datos como para tener la cordura de no caer el cuestionamiento de una víctima en shock a la que 5 tíos trincaron por banda, abandonaron semidesnuda, robaron su móvil y cuyos vídeos difundieron con alegría y en calidad de trofeo de una hazaña irrepetible.
Tomar el "hay que esperar a la justicia" para no perjudicar el discursito de las denuncias falsas para ponerlas a ellas por mentirosas, como ha pasado durante siglos, es caer en la trampa tendida del cuestionamiento y de la que probablemente ni te has sentido molesto.
Deja un comentario...