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La contradicción | Por Sari Meyer


Por Sari Meyer

 

13 de Febrero

Hoy, en el trabajo, una compañera me ha preguntado por la actuación de este fin de semana. La verdad es que en dos días estrenamos y estoy cagada de miedo. Viene mucha gente a vernos. No he actuado ni hecho nada parecido en mi vida. Me sigo planteando, en el último momento, fingir una diarrea y quedarme en casa flagelándome. Pero no. No voy a echarme atrás porque la causa merece mi compromiso. El caso, que me lío. Laura, mi compañera, y yo no hablamos mucho. Así que cuando me ha preguntado por el teatro me he sorprendido un poco. Luego, un mucho.

La cosa ha sido más o menos así:

L - Oye, me he enterado de que actúas en una movida de teatro este fin de semana.

S - Sí, es un proyecto muy bonito. Y lo recaudado se destina a asociaciones que luchan contra la violencia machista y promuevan la educación en igualdad.

L - ¡Aaaaaah, qué guay! Pues lo mismo voy a verte. Puede estar chulo.

S - ¡Claro!. Cuantas más, mejor.

L - Aunque yo no soy feminista. Qué va.

S - Ah, ¿no? ¿Y eso por qué? ¿No crees en la igualdad?

L - Es que eso no es feminismo. El feminismo es como el machismo, pero al revés.

S - Ajá.

L - Es que no se puede ir de feminazi por la vida. Hay algunas tías que odian a los hombres.

S - ¿Y quién ha dicho que en eso se base el feminismo?

L - Los extremos, sean cuáles sean, son muy malos.

S - ¿Pero qué extremos?

L - Pues que no se puede generalizar tanto, meter a todo el mundo en el mismo saco.

S - Ajá. ¿Como haces tú ahora?

L - No es lo mismo.

S - Ajá.

L - ¿A que voy a la actuación y te llamo feminazi delante de todo el mundo? Pero de buen rollo

S - ¿En serio? ¿Crees que eso sería buena idea? (Risas)

L - Pues lo mismo voy.

S - Claro, Laura. Tú haz lo que quieras, que para eso eres una mujer libre. (Guiño)

L - Pues claro.

S - Pues claro.



8 de Marzo

¿Te acuerdas de Laura, mi compañera de trabajo? Hoy me he vuelto a encontrar con ella. Esta chica siempre con ganas de hablar conmigo. Yo nunca las tengo, fíjate qué cosas. La vida está llena de contradicciones. Como ella, que al principio me ha sorprendido un poco. Luego, un mucho. La cosa ha ido más o menos así:


L - ¡Feliz día de la mujer trabajadora!

S - Feliz día para ti también, Laura.

L - Es que ya es hora de que nos reconozcan algo. Encima hay tíos que te preguntan ¿y por qué no hay un día del hombre trabajador? ¿Te lo puedes creer?

S - Ajá.

L - Nos merecemos tener los mismos derechos, cobrar lo mismo.

S - Desde luego.

L - Y en el tema de la casa aún queda taaaaaaaaanto por hacer. Siempre vamos nosotras en el

último lugar. Chica, esto es indignante. Como los del 15M. ¡Indignada me siento!

S - Ojalá fuéramos como en el 15M. Y no como es realmente, que hay un grupo de mujeres en

la Puerta del Sol y nadie mueve el culo por ellas.

L - ¿Qué mujeres?

S - Las que llevan en huelga de hambre un mes, o así.

L - Chica, ni idea. De todas formas una cosa te digo, luego eso no sirve para nada. Es como lo del paro de hoy. Yo no voy a hacerlo. Las cosas no se consiguen así.

S - Ajá.

L - Y a la manifestación esa, aunque quisiera no puedo ir. He quedado con mi chico. Le voy a
acompañar a comprarse una camisa, que mañana tiene una entrevista para un curro
importante.

S - Bueno, pues ya nos veremos. Y tranquila, que algún día las cosas serán diferentes.

L - Pues claro.

S - Pues claro.


"El opresor no sería tan fuerte si no tuviera cómplices entre los propios oprimidos".
Simone de Beauvoir



Gracias a todas las mujeres que luchan para que algún día el 8 de Marzo no sea nuestro día.



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