Lo siento, soy gilipollas
La otra noche fui gilipollas por un momento, lo reconozco, no pasa nada. Lo peor no es que me comportara como un cínico durante algún momento, es que me di cuenta de que soy un cínico, ¡patológico!, y os voy a explicar por qué.
Ayer estaba bastante indignado, y lo sigo estando, con la injusticia tan grande que supone salir a ver un concierto o tomar unas copas y que unos malnacidos pertrechen tu vida en nombre de algo que no existe y que de existir seguramente no hubiera permitido que este triste acontecimiento ocurriera. Cuando vi que todos mis amigos y familiares ponían una bandera de Francia en su perfil de Facebook me pareció una gran iniciativa, y una forma de solidarizarme con el pueblo francés, reconozco incluso que pensé que el mundo tiene arreglo y que aún nos queda una pizca de corazón. Al poco un amigo compartió algo en su perfil del atentado ocurrido en Líbano, 43 muertos y cientos de heridos, un atentado islamista también, con 43 inocentes también asesinados, y que los medios no han cubierto.
Al principio me sentí mal y al poco pensé ¡Qué cojones! Recordé también como cambié mi foto de perfil para poner una imagen con fondo negro y letras blancas que decían “Je suis Charlie”, y también coloqué una imagen del niño sirio muerto en la playa de quien ya ni siquiera recuerdo su nombre, y también tengo la imagen en contra de la violencia machista, y de la lucha contra el cáncer, y también de un maremoto en un país asiático.
Tengo una tablet, cambio de móvil cada dos años y tengo un ordenador portátil nuevo, todo hecho con coltán negro, un metal que para extraerse al precio que pagamos los países occidentales se financian guerras en las que asesinan a miles de inocentes. También consumo atún del más barato que hay en el supermercado y que no proviene de las zonas de pesca controladas y que de seguir así extinguiré la especie, yo solito. Mis muebles y guitarras son de madera, de maderas de selvas tropicales, de selvas que fueron taladas y que ahora debido a que el suelo no es productivo está abandonadas, se están erosionando y provocando avalanchas de tierra e inundaciones en pueblos que no tienen recursos para luchar contra ellas. Voy en coche a sitios en los que podía ir andando o en bicicleta y por culpa de los gases de mi tubo de escape está aumentando la temperatura global del planeta lo que está provocando sequías en lugares en los que el único sustento es la agricultura, también está haciendo que algunas enfermedades como la malaria se encuentre en una mayor franja de territorio, zonas en las que la gente no tiene acceso a medicamentos por cierto.
Todo este tiempo he creído apoyar tantas causas, que ya ni recuerdo la mitad de ellas, y mientras tanto seguía con mi vida, tan poco consecuente. Este cinismo mío es la base de todos los problemas que he citado, y de otros tantos miles que no recuerdo, y siendo sincero, en el fondo y aunque me dé pena decirlo, me importan una mierda, o al menos eso es lo que demuestro con mis actos, y eso no lo soluciona una banderita, ni un lazo negro, ni nada de nada, soy un cínico y tengo que reconocerlo, y hasta que no haga algo al respecto valiente, y sin fisuras por luchar por un mundo más justo y solidario se acabaron las banderitas, los lacitos, los enlaces etc.
Lo siento franceses, libaneses, sirios, bolivianos, congoleños “JE NE SUIS CHARLIE”. Me he dado cuenta y siento vergüenza, así de triste y así de cierto.
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