Mujeres de segunda | Por Doble_Malta
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora es un día de reivindicación y de lucha, de aprovechar el altavoz que supone marcar un día en el calendario para dedicarlo a visibilizar una injusticia social. En este día saldrán en las noticias reportajes sobre asociaciones de mujeres emprendedoras, sobre brechas salariales, sobre malos tratos, tal vez sobre diferencias entre las tasas de paro masculinas y femeninas.
Como mujer y como trabajadora quiero dedicar mis cinco minutos de fama a señalar a las mujeres que nadie señala, las que la sociedad rechaza por ser lo que son: las pobres, las putas, las trans, las amas de casa, las inmigrantes, las mujeres que son consideradas mujeres de segunda por la sociedad. La televisión se llenará de mujeres blancas, cis, relativamente delgadas, con trabajos de los de americana, tacón bajo y recogido alisado, reivindicando (con toda la legitimidad y la razón, ojo) lo difícil que es ser madre y trabajadora o señalando que cobran (cobramos) signficativamente menos que los compañeros hombres por el mismo trabajo.
"No es casualidad que los trabajos menos valorados por la sociedad sean trabajos de mujeres, y no es casualidad que sean los peor pagados."
Yo quiero señalar a las mujeres que están debajo de estas mujeres: la asistenta que cuida a los hijos, la "kelly" que limpia la habitación de hotel en la que duermes, la señora encorvada que friega las escaleras del bloque y la que estás tan acostumbrada a ver que no reparas en ella, la chica interna en casa de la abuela que tiene sólo un día libre a la semana, la joven de cuerpo escultural vestida con ropa provocativa que sabes que es prostituta y que cambias de acera para que tus hijos no la vean, la mujer ancha de espaldas, con facciones marcadas y mucho maquillaje a la que miras con desprecio y piensas "travelo".
"La mujer rechazada por la sociedad no puede permitirse el lujo de decidir su trabajo, sino que la sociedad la relega a trabajos de segunda."
No es casualidad que los trabajos menos valorados por la sociedad sean trabajos de mujeres, y no es casualidad que sean los peor pagados. Tampoco es casualidad que sean trabajos con las mayores tasas de mujeres inmigrantes. Relegamos las mujeres que la sociedad considera escoria a trabajos que la sociedad considera escoria. En el capitalismo en el que vivimos, el dinero es lo que te da libertad. La mujer pobre no es libre. La mujer rechazada por la sociedad no puede permitirse el lujo de decidir su trabajo, sino que la sociedad la relega a trabajos de segunda.
Quiero dedicar este día a señalar la violencia económica. La que impide que una maltratada se divorcie de su maltratador. La que obliga a que siempre sea ella la que renuncie a su trabajo para cuidar de los hijos porque es la que cobra menos. La que empuja a una trans a ser trabajadora del sexo porque nadie contrata travelos salvo para ser un fetiche. Las chicas con pañuelo en el pelo que no pueden aspirar a trabajar de cara al público porque dan mala imagen. La sudamericana que ha recorrido ocho mil kilómetros con los ahorros de toda su vida para terminar aguantando los caprichos de un niño mimado. La negra que decide raparse y usar peluca para una entrevista de trabajo. Las chonis a las que han metido en la cabeza que nunca van a llegar a nada en la vida por mucho que se esfuercen. Las gitanas que tratan de disimular sus rasgos con maquillaje para que las tomen en serio.
El patriarcado y el capitalismo nos oprime a todas, pero a algunas más que a otras. No os olvidéis ellas.
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